Subscribe:

domingo, 17 de julio de 2011

Historia de un cielo gris.-


La ciudad está silente, el cielo gris, el asfalto mojado... caminábamos por la ciudad algo apresurados sin ninguna razón, las nubes nos dicen que algo anda mal, que el cielo tiene pena y en cualquier instante estalla en llanto. El tiempo pasa y el corazón se agita, las manos nos sudan, la distancia es cada vez más grande. Luego de caminar tanto nos dimos cuenta que íbamos sin rumbo, te detienes, me detengo y te observo cuidadosamente; Tus labios quieren decirme algo pero no se atreven a moverse, temblorosa susurras un par de palabras:

- Tengo frío, abrázame por favor.
- El clima es horrible, acércate a mí, yo también muero de frío.
La escena es extraña, de los cuerpos que alguna vez ardieron de pasión ahora sólo queda el recuerdo. Éramos dos desconocidos sin poder acabar con lo que alguna vez comenzamos. Tomo tu mano, tus latidos aceleran, amaba escucharlos... siempre me calmaban. Con tus hermosos ojos brillantes mirándome fijamente dijiste lo que cambiaría el destino de las cosas, siempre te atreviste a todo:
- ¿Que nos pasó? ¿Por qué cada vez siento la necesidad de alejarme más de ti? ¿Por qué cada vez que quiero terminar con todo me es tan difícil y acabo caminando sin rumbo?
- Quizás esto nunca debió comenzar... quizás no debiese haberme hecho dependiente de ti, quizás no debí alejarte con mis excesos... Nunca quise que esto se desgastara... Sigo siendo un pendejo.
- Terminemos con esto antes de que sea más tarde. No hay otra opción.
El nudo en mi garganta es notorio, una lágrima corre por mi mejilla, no puedo articular una sola palabra... que horrible es sentirse así...
- ¿Estás segura?
- Completamente
- Eres la mejor del mundo, nunca lo olvides, adiós.

Sigo caminando mucho más rápido que antes, el corazón nunca me había latido tan rápido, sólo quiere escaparse y volver a tu lado a decirte que lo volvamos a intentar, mas yo sólo quiero alejarme lo más pronto posible, sin mirar atrás, olvidarlo todo y hacer como no ha pasado nada.
Llego a un lugar que me recuerda un momento hermoso, enciendo un cigarrillo (que me cuesta trabajo encender), mis manos tiritan, el corazón comienza a calmarse poco a poco, empieza a llover. Finalmente logro encenderlo y me quedo ahí, sentado mirando la lluvia caer. Como odio el invierno, hace que todo pase más rápido, hace que todo parezca tan miserable.
Ya es de noche y no me quedan cigarrillos, muero de frío, debo ir a casa.

Se que habrá alguien en quién volver a confiar, estoy seguro de ello. El camino es largo y sigo pensando, ideas disparadas sin rumbo, nada concreto. El pasado siempre afecta, tengo que convivir con él, debo aprender a recordar lo que esto significó y sacar algo provechoso de ello, no será fácil pero que más dá, no me arrepiento de nada.

Al llegar a casa los perros ladran, sienten que se acerca un alma en pena, siempre sienten lo que los demás no... Abro la puerta y veo que hay mucha gente que me quiere y no merece verme así... Estaba ciego, jamás estuve solo.

0 comentarios:

Publicar un comentario